Una de las cosas que más me gustan en esta vida es viajar, y si buceáis un poco por el blog os daréis cuenta de que efectivamente me apasiona. A mí me hace sentirme viva, y me alivia saber que todavía me queda mucho mundo por recorrer. Mi última escapada ha sido la más diferente de todas, de hecho hasta tres días antes no sabíamos dónde íbamos a ir. No, no fue un viaje relámpago: se trataba de un viaje sorpresa y nosotras lo contratamos con Drumwit. Os cuento cómo fue nuestra experiencia.

Viaje sorpresa: Nos mandaron a Múnich y nos flipó

Voy a comenzar explicándoos por qué decidimos comprar un viaje sorpresa. Pues bien, mi mejor amiga y yo intentamos escaparnos de Madrid al menos un fin de semana al mes. Somos jóvenes, vivimos con los papis y las dos trabajamos, así que es el momento de hacerlo. Sé que somos unas privilegiadas por tener la oportunidad de viajar tan a menudo, y cuando estoy de bajón por cualquier tema intento acordarme de esto.

Hay meses que tenemos una agenda que ni la de una ministra, y en septiembre el finde que nos cuadraba era el segundo. Bicheamos Skyscanner del derecho y del revés, y nada: los vuelos estaban prohibitivos. Aquí fue cuando Clau propuso atrevernos con un viaje sorpresa: íbamos con un precio cerrado y le sumábamos la adrenalina de desconocer el destino hasta unas horas antes. Como el plan era redondo, nos lanzamos.

Investigamos por internet y la página que más nos moló fue Drumwit. Nosotras nos pusimos exquisitas: descartamos 6 ciudades a las que no nos apetecía ir y además restringimos el horario del vuelo de ida y del de vuelta. Quitar destinos y acotar los horarios encarece el precio, pero aun así nos salió el viaje por 200 euros a cada una (esta cifra incluye el vuelo y el hotel). Nosotras cogimos el pack económico, que ofrece hoteles de 2 y 3 estrellas. Te puede salir el fin de semana por solo 150 euros si no pones restricciones.

Estábamos nerviosas, había ciudades que teníamos muchas ganas de visitar y otras que no nos hacían demasiada gracia, la verdad. Al día siguiente de realizar la reserva, Drumwit contactó con nosotras y nos pidió que comprobáramos que todos los datos introducidos fueran correctos. Así era, a partir de ahí solo teníamos que esperar. El martes pasado quedaban 72 horas para nuestro viaje sorpresa. Eran las 9 de la mañana, el mail no llegaba y yo tenía unos nervios que me estaban devorando.

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El destino que nos tocó fue Múnich. Foto: Adriana Benito (Instagram @mrscarbonara)

Y por fin recibí en mi bandeja de entrada el correo que tanto esperaba: el remitente era Drumwit. En el correo adjuntaron tres archivos: uno en el que revelaban el destino, otro hablándonos del hotel y otro con una guía de la ciudad. Lo abro y… ¡Nos había tocado Múnich! Habíamos olvidado que este destino estaba en la lista, y nos hizo una ilusión tremenda. Volábamos con Iberia y los horarios de los vuelos nos gustaban: salíamos a las 19,50 horas del viernes y el avión de vuelta lo teníamos para el domingo a las 19,15 horas.

Drumwit nos envió 24 horas antes las tarjetas de embarque. El siguiente paso era iniciar nuestro viaje sorpresa, una sorpresa ya desvelada. Yo había leído comentarios que afirmaban que separaban a los viajeros en el vuelo, pero en nuestro caso no fue así: íbamos sentadas al lado. Aterrizamos en Múnich y, tras coger el tren y el metro, eran algo más de las 12 de la noche cuando cruzamos la puerta del hotel.

Nos habían asignado el Hotel Rivoli, situado a cinco paradas de metro de Marienplatz, la plaza central de Múnich. Cuando bajamos del metro esa primera noche nos pareció que la zona era un poco solitaria, pero estábamos a dos minutos del hotel, eso es cierto. Hicimos el check-in, todo correcto, y subimos a la habitación.

Para ser un hotel de 3 estrellas era bastante digno: dos camitas (eran pequeñas, no eran de 90), un sofá, y el baño estaba limpio. Sí quiero comentar que el inodoro tenía un olor dudoso, pero lo miré bien y no estaba sucio. Después nos retocamos y nos lanzamos a la noche muniquesa.

El sábado por la mañana recibí un whatsapp de Drumwit preguntándonos qué tal había sido la llegada a Múnich y al hotel, y se agradece que estén tan pendientes. Después, cuando ellos sacaron las tarjetas de embarque de la vuelta, la empresa nos las envió tanto a nosotras como al hotel.

El resto del fin de semana fue una maravilla: free tour el sábado por la mañana, visitamos el Palacio de Nymphenburg, subimos a la torre de la iglesia de San Pedro, nos colamos sin saberlo en un cumple, probamos la gastronomía alemana… Exploramos a fondo la ciudad y nos llevamos un buen recuerdo de Múnich, qué duda cabe.

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Palacio de Nymphenburg. Foto: Adriana Benito (Instagram @mrscarbonara)

Por último, me gustaría remarcar que esto no es una colaboración pactada con Drumwit: como clienta pagué un viaje, y como clienta lo evalúo. Para mí emprender un viaje sorpresa ha sido una experiencia emocionante que recomiendo completamente. En los próximos días escribiré un post con una guía de Múnich, ¡ya me diréis qué os parece!

Evaluación de la experiencia con Drumwit

-Nota del destino Drumwit: 10. Nos ha flipado Múnich, es una ciudad muy chula y lo importante se puede ver en un fin de semana.

-Nota del hotel: 7,5. Objetivamente creo que era un hotel acorde a sus estrellas, y lo positivo es que la boca del metro estaba muy cerca. ¿Qué es lo que menos me gustó del hotel? Que el trato del servicio era mejorable: llamaron a la puerta de la habitación a las 8,40 horas de la mañana del domingo, y para imprimir las tarjetas de embarque de la vuelta podían haber sido un poco más agradables. Además, el desayuno era caro para lo sencillito que era, aunque la camarera del restaurante sí que sonreía (dato a tener en cuenta, creedme).

-Nota del servicio al cliente de Drumwit: 10. Se ponen en contacto contigo desde que haces la reserva y están pendientes de que todo se esté desarrollando bien.

-¿Alguna pega?: Se retrasó un poco el vuelo de vuelta, pero todo lo demás estuvo genial desde mi punto de vista.