Decir en 2025 que los móviles nos escuchan resulta tan obvio que hasta suena rancio. Lo bueno del algoritmo de Instagram y todas estas cosas modernas es que ya no hace falta buscar planes: los planes te encuentran a ti. Y eso es precisamente lo que me pasó a mí con Suite 657, una iniciativa de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) que fusiona la cultura y la gastronomía y diseña experiencias memorables en hoteles emblemáticos de Madrid.

Resulta imposible seguirle el ritmo a una ciudad tan vibrante y llena de vida como Madrid. Estoy convencida de que si el día de mañana viviera en otra ciudad lo que más echaría de menos es precisamente esto, su ritmo frenético y, por supuesto, su enorme oferta cultural. Suite 657 es un ejemplo más. Se trata de un ciclo de siete eventos distribuidos entre marzo y mayo que ensalzan la cultura local y que invitan a redescubrir el turismo desde un punto de vista pausado, refinado y solo apto para mentes abiertas.

Foto: Rodrigo Cores

Mis amigas y yo elegimos el plan bautizado como Poesía y Garnachas de Madrid, el cual tuvo como escenario el precioso Palacio de los Duques Gran Meliá y cuya propuesta era una cata de cinco vinos madrileños maridados con poesía. Ahí es nada. El hilo conductor del evento eran cinco barrios que explican la esencia de Madrid: El barrio de Salamanca, la Latina, Malasaña, Chueca y Lavapiés. Alejandra G. Remón, autora de obras como Anatomía de las emociones o A pesar de todo, te pienso seleccionó, con mimo y acierto, poemas que le evocaban esas zonas de Madrid, tanto de creación propia como escritos por otros grandes poetas como Gloria Fuertes, Ángel González o Luis Cernuda.

Como cabe esperar, cada enclave de Madrid contaba con un vino escogido y explicado por la sumiller y crítica de vinos Pilar Cavero. Aunque todos tenían en común la variedad de uva utilizada para su elaboración, la Garnacha, cada uno rezumaba una personalidad y una historia diferente que hacían coherente su elección.

Catamos Rozas, de la bodega Comando G y elegido para el barrio de Salamanca por su perfil exclusivo; 100 Palos, de Menchaca Wines, que por ser un vino rebelde y con carácter solo podía ser para Malasaña; Los Peros, de Ca’ di Mat, un vino ecléctico y multicultural escogido para Lavapiés; La Nave de los Locos, el vino elaborado por Cinta y Carlos que por vibrante y atrevido se asoció con Chueca; y Fuerza Bruta, de A pie de tierra, un vino castizo, estructurado y con aroma especiado que disfrutamos cuando hablamos de La Latina.

Quizá el único pero que le ponemos a esta maravilla de propuesta es que echamos en falta un mínimo maridaje. Con unos colines para limpiar el paladar habría sido suficiente, por ejemplo. Suite 657 tuvo el detalle, además, de regalar a cada asistente una tote bag, una libreta, un boli y un marcapáginas. El precio de la experiencia es lo más sorprendente de todo: 25 euros.

Otros planazos a la vista de Suite 657 que tengo fichados y te recomiendo que cotillees son Miradas al Madrid de ayer y hoy (¡con una degustación del chef Javier Estévez!), y Microteatro y cócteles.

Por último, recuerda: Sin vino, no hay amor.