Septiembre ha llegado con deliciosas novedades gastronómicas que van ligadas al nombre del chef Javier Brichetto. La vuelta a la rutina resulta bastante más llevadera con eventos como el de ayer: la inauguración del restaurante argentino Piantao. Me gustan los proyectos con alma, con pasión, y Piantao tiene ambos ingredientes. Os cuento todos los detalles del restaurante que se convertirá en la nueva obsesión de los foodies más carnívoros. ¡Comencemos el viaje!
La buena gastronomía es como un viaje: los platos de cada país, de cada ciudad e incluso de cada pueblo aportan mucha información de las personas que proceden de él. Cuando pones un pie en Piantao es como si te transportaras a la Argentina más auténtica, aquella que disfruta con la empanada y que huele a carne a la parrilla. En Piantao (Paseo de la Chopera, 69) no se deja ningún elemento a la improvisación, todo tiene una razón de ser, incluso el nombre del restaurante. Y es que piantao es un término lunfardo que define la locura con un matiz romántico y poético, y solo por esto ya me han ganado.
Brichetto también firma la carta del recién inaugurado restaurante Páru Inkas Sushi & Grill, y si leéis el post que escribí sobre él comprobaréis que el nombre del local tampoco es arbitrario. Pero volvamos a Piantao, un restaurante que mezcla con maestría tradición y modernidad. Acaparan mi atención las paredes de ladrillo visto, las vigas industriales y las mesas de madera. Presiento que su singular altar a Maradona protagonizará muchas stories de Instagram, en breves me diréis si estoy en lo cierto. Junto con esta decoración tan rompedora convive una original parrilla diseñada por el mismo Brichetto y que preside el local: el showcooking todavía sigue cautivando a los estómagos más sibaritas.
Debo confesaros que aunque sí como carne no soy una adepta ni de los planes de barbacoa ni de los restaurantes en los que todo gira en torno a la carne. Aun así, no miento si afirmo que Piantao va a deleitar a los más carnívoros. Probamos la empanada criolla cortada a cuchillo y nos quedamos impresionadas: las trajeron servidas sobre un nido de paja y venían con un potente relleno de carne. No penséis que se trata de un entrante ligero: poseen un sabor fuerte, con personalidad, y si coméis como un pajarito tened cuidado porque sacian. Eso sí, están deliciosas.
Otro de los platos que nos presentaron fue el choripan, que en cuanto lo pruebes te verás tentada de repetir. Como estábamos en una parrilla argentina no podía faltar el chancho a la brasa, que estuvo cocinándose durante tres horas. En mi caso os confieso que la carne de cerdo no es de mis favoritas y, sin embargo, tengo que reconocer que esta estaba muy tiernecita.
Mi gran descubrimiento fue sin lugar a dudas el vino Torrontés, un vino blanco argentino con notas afrutadas que en mi opinión maridaba a la perfección con los platos que degustamos. Aviso: estaba tan fresquito y con ese sabor tan dulce que casi se bebía solo, así que es un dato a tener en cuenta.
Por último, acabamos con los alfajores de dulce de leche que son el sueño de cualquier goloso. El ojo de bife, el chorizo chacarero, su ensalada de tomates o el chimichurri que acompaña a las carnes son propuestas que os sugiero que os animéis a probar. ¡Larga vida a estos locos de Piantao!
