Este artículo ha sido concebido como un acto de amor hacia los lectores de La Línea de Fuego. No es un texto sesudo, ni intelectual, ni profundo, pero para mí supone compartir con ustedes la jerga que mantengo con mis mejores amigas, y eso, señores, no es baladí. Las relaciones actuales y nuestro ritmo de vida nada tienen que ver ya con la generación de nuestros padres y menos todavía con la de nuestros abuelos. La sociedad parecía programada para casarse y tener hijos, algo que los jóvenes de hoy en día no se plantean o lo hacen de manera difusa. Los 30 son los nuevos 20, y los 40 los nuevos 30, con lo cual postergamos cada vez más el momento de comprometernos, de formar una familia, de echar raíces.
Mis amigas y yo nos hemos topado con todo tipo de individuos a lo largo de nuestros 25 años: los que anteponen la “fiesta” por encima de todas las cosas, los que son como el Guadiana, los que su agenda está más ocupada que la de la reina de Inglaterra, los que tienen novia pero como si tuvieran un tío en Alcalá (continúen el refrán, por favor), los intensos… Y no sigo porque no pretendo aburrir a nadie. Lo cierto es que el amor se nos antoja a menudo una quimera, gustamos a gente que no nos atrae ni de lejos y con ese chico que para nosotras es especial la relación no acaba de definirse.
Nosotras, en un intento de ponerle humor a esta vida cruel, nos comunicamos con expresiones que personas ajenas a nuestro círculo nunca entenderían, sobre todo cuando empezamos a hilar unas palabras con otras a un ritmo frenético en nuestro grupo de whatsapp. Hoy quiero compartir con ustedes nuestra jerga con el fin de que puedan adoptar alguno de estos verbos, adjetivos o locuciones si lo ven oportuno. Hago constar que las autoras de este argot somos Nievecitas, Clau y quien firma estas líneas. Allá va:
- Rascar: Sin duda, nuestro verbo preferido. Con él nos referimos a aquella persona que trata de obtener algo de otra que suscita su interés a nivel sexual o romántico. En este sentido se puede rascar un lío, una cita, una conversación…
- Colgandero/a: Dícese de aquel o aquella que se cuelga, de manera literal, en los hombros de otra persona, especialmente en discotecas o bares. Suelen ser individuos o individuas que tratan de rascar sin éxito o que, si lo consiguen, es debido a su insistencia.
- Fiching: Radar activado, ficha que te ficha.
- Adobarse: Como verán, no tiene mucho misterio. Empleamos este verbo cuando alguien se suma a un plan sin haber sido invitado.
- Turbio: Este adjetivo posee dos significados. Por una parte, hace alusión a todo aquello que no está claro o que es difícil. Por ejemplo, una relación es turbia cuando la otra persona tiene pareja o cuando pasan días o semanas sin hablar con tu ligue. Pero también puede poseer una connotación sexual: cuando decimos que una cita se “enturbia” ya sabemos a qué nos referimos.
- Pavo/ a: Nosotras llamamos pavo a un tío con el que estamos enfadadas, que nos resulta pesado o similar, y si empleamos la palabra en femenino nos referimos a las chicas que también tienen interés en el chico que a nosotras nos gusta y que, por lo tanto, no son depositarias de nuestra simpatía.
- Llamada del ahorro: Mensaje de whatsapp recibido en torno a las 3 o 4 de la mañana de aquel que persigue un objetivo de dudosa naturaleza, creo que no es necesario dar más detalles. Sin embargo, consideramos a un whatsapp llamada del ahorro siempre y cuando se lleve cierto tiempo sin hablar con esa persona (el tiempo estimado depende de cada tipo de relación).
- Tolón, tolón: Si empleamos esta expresión vía whatsapp irá acompañada de un par de sartenes con huevos fritos y otro par de campanas. Pues eso. Si una persona tiene “tolón, tolón” es que tiene un morro que se lo pisa. Más cara que espalda, vamos.
- Viene con mochila/ bolso de viaje: Dícese de aquella persona con la que mantienes una relación estrecha/ rollo pero que esta, a su vez, tiene pareja o ex reciente de la que aún se acuerda.
- “Me doy de plazo/ da de plazo hasta”: Los famosos plazos. Nos encantan. Por lo general empleamos esta expresión cuando queremos hablar a alguien pero por circunstancias no es apropiado hacerlo ese día. En este caso decimos que nos damos de plazo hasta el día equis y, si ese día no hemos sabido nada de esa persona, escribimos nosotras.
- Lenguaje cifrado: En los últimos meses, cuando hablamos de chicos lo hacemos de manera velada, es decir, en lugar de llamarlos por su nombre completo echamos mano de su inicial. ¿Por qué? Lo desconozco. No es necesario que haya gente delante (o ropa tendida, como diría mi amiga Alaia), las iniciales las usamos en nuestro grupo de whatsapp e incluso en persona cuando estamos las tres solas. En el hipotético caso de que existiera una tercera persona en la ecuación (novia oficial, ex…) también la nombramos con inicial, a veces solo la del nombre y en ocasiones incluimos la del apellido. Otra manera de cifrar los nombres es llamar a las personas por su profesión, normalmente omitiendo el artículo que las precede. Si dos personas comparten nombre, el apellido que le añadimos para diferenciarlas puede ser el lugar en el que le hayamos conocido o una afición.
- Modos: “Le voy a escribir en modo (adjetivo)”. Está el modo maja, el modo borde, el modo seca, modo rascadora… El modo maja nos hace mucha gracia, como si habitualmente no lo fuéramos y lo tuviéramos que forzar. Sin embargo, cuando especificamos que estuvimos en modo maja es que fuimos especialmente encantadoras, adorables, entrañables. Por otra parte, nuestro modo borde también es muy curioso. No somos bordes nunca, quizá algo más asépticas o parcas en palabras y siempre motivadas por alguna razón de peso.
- Tragar y adoptar el modo alcantarilla: ¿Qué hacen las alcantarillas? Tragar mierda. Cuando decimos que tragamos nos referimos a que aceptamos comportamientos o situaciones que no nos gustan y además sin reproches y sin montar escenitas. Al principio la historia se nos suele atragantar y pensamos que es el fin, pero solemos terminar por hacer la digestión.
- Niña buena/ bombón de niña/ niña 10: Cuando un tío te dice esto, mal asunto. Nos lo han dicho a las tres en una o varias ocasiones. Esta expresión y sus variantes vienen a significar que eres muy guapa, inteligente y buena persona pero que oye, contigo no quieren estar. Mi teoría es que las tres tenemos cara de tontas y de que nos la pueden dar con queso.
- Traqueteo: Es un eufemismo de los que nos gustan. Traqueteo es que hay jaleíto, jaleíto subido de tono… Entiéndame quien pueda, yo me entiendo, que decía Lope de Vega.
- Frito: Persona aburrida y absorbida por su trabajo que además tiene un punto friki.
- Cojín de pelo: Acumulación de vello corporal en la zona de la barriga, aunque podría aplicarse a otras partes del cuerpo. No a los cojines de pelo.
- Estoy EN LEÍDA: No hay mucho más que explicar, el maldito tick azul nos destrozó la vida. Cuando esto sucede suele haber drama, muchos mensajes en mayúscula y múltiples notas de voz.
- Está SÚPER EN LÍNEA: Tensión, mayúsculas y más notas de voz. Esto nos preocupa cuando vemos al chico que nos gusta en línea y tú llevas días sin saber de él o, lo que es bastante peor: en LEÍDA. Sabia decisión la de quitarse la hora de conexión. Yo lo hice hace años y vivo mejor.
- “Bien de (añada aquí lo que estime)”: Esta construcción sirve para todo: bien de fiesta, bien de tolón, bien de traqueteo… La usamos mucho, casi tanto como el verbo ser o el haber.
- Está «liguin liguin»: ¿Qué será, será…? Que está ligando, claro.
- Estamos en un limbo: Situación no definida en la que no sabes cómo actuar, qué está permitido y qué no.
- Tomarse un piquitín: No tiene nada que ver con el tema amoroso pero lo incluyo porque tengo cariño a esta frase. Tomarse un piquitín es para nosotras beberse una copa.