Después de unos meses desaparecida, regreso a La Línea de Fuego con más fuerza que nunca. Pero que nadie se preocupe: que no haya escrito durante este tiempo no quiere decir que haya dejado de ser la foodie sibarita de siempre. Todavía estamos empezando el año, así que no se me ocurre un momento mejor para revelaros cuáles son los nuevos restaurantes que tengo apuntados en mi lista de lugares pendientes. Comer es un placer, amigos, así que pasen, lean y coman.

1. SALA EQUIS (Calle Duque de Alba, 4)

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Sala Equis. Foto: City Confidencial.

Vaya, vaya, me apuesto cualquier cosa a que cuando os diga que este restaurante era un antiguo cine X habré captado vuestra atención. Genial, ahora que ya no queréis dejar de leer, os chivaré que en Sala Equis hay gradas y techos altos, cojines y hamacas. Lo mejor de todo: su relajado bar de terciopelo y una sala de cine con 55 butacas con mesita donde se pueden ver pelis antiguas en versión original. En cuanto a su propuesta gastro, tenemos ganas de probar su eco burger con queso de oveja en pan brioche, sus croquetas de queso y kale, y su hummus de coco y lima.

2. POMERANIA (María de Molina, 4)

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Pomerania, del Grupo Rantanplan. Foto: Pomerania

Veamos. Local ideal y con nombre de raza de perro, fácil ¿no? Pomerania es otro de los restaurantes del 2018 y se trata de una creación del Grupo Rantanplan, propietarios de Pointer, Chow Chow o Teckel. Su cálida decoración compuesta por madera y vegetación es muy Instagram, quedas avisada. Entre los platos que podrás degustar, mencionamos el tiradito de vieras y apionabo, los flamenquines de calabaza, pollo y queso, y pasta marinara con langostinos y almejas. Además, nos encanta su iniciativa solidaria: Pomerania dona un euro de cada torrija que se pide a la Fundación Aladina para ayudar a niños en su lucha contra el cáncer.

3. HOJALDRERÍA (Calle Virgen de los Peligros, 8)

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Hojaldrería. Foto: Conde Nast Traveler

La apertura de Hojaldrería sigue dando que hablar y no es para menos: todo lo que toca Javier Bonet lo convierte en oro. Si eres fan de Sala de Despiece o Muta, no puedes dejar pasar mucho más tiempo para dejarte caer por este restaurante especializado en creaciones de hojaldre. A mí solo de pensarlo se me hace la boca agua, oigan. En los últimos días no he parado de ver en el feed de mi Instagram fotos de sus platos y estoy deseando probar algunos como la hamburguesa Wellington con patatas hojaldradas o su saladito de burrata con tomate y albahaca.

4. GRAN CLAVEL (Gran Vía, 11)

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Gran Clavel. Foto: Gran Clavel

Lo primero que veo según me meto en la web de Gran Clavel es un cuenquito con croquetas y no puedo ser objetiva, claro. Ya me han ganado. Pero al margen de esto, los chicos de Gran Clavel se definen como casa de comidas, vermutería y bar de vinos, combinación que suena bastante molona. Con la asesoría gastronómica de Ansón y Bonet (sí, otra vez), Gran Clavel está ubicado en el bajo del hotel de Las Letras y su carta rinde homenaje a las recetas de nuestra ciudad. En la vermutería proponen tapas, latas y montaditos, una opción informal sin dejar de lado ese halo de buen gusto.

5. EL HORTERA (Calle de la Bolsa, 12)

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El Hortera. Foto: El Hortera

Solo con el nombre tan potente que han escogido nos es casi imposible no cotillear para ver de qué se trata. El dueño de El Hortera es amigo de Puri, la mujer que está detrás del famosísimo local Medias Puri. El Hortera se autodefine como una mazmorra de la Inquisición, un karaoke coreano y un sitio para ir de picnic, tiene cinco salas y la cocina está a cargo del chef Javier Aranda, con dos estrellas Michelin. La carta incluye platos como el arroz de calamar de potera, Dim Sum de vieira y trufa negra o fritura andaluza de cabracho. De la decoración no digo nada, creo que es bastante más apasionante que vayas tú misma y la descubras.

6. EL BUDA FELIZ 1974 (Calle Tudescos, 5)

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El Buda Feliz 1974. Foto: Madrid Diferente

Este clásico había que incluirlo en la lista, y es que El Buda Feliz abrió sus puertas en el  Madrid de 1974 y puede presumir de ser el primer restaurante chino del país. El Buda Feliz 1974 se ha reinventado y ha remodelado su cocina hasta el punto de presentar recetas chinas centenarias pero en versión street food. La ciudad de Shangri-La es la inspiración de la decoración, donde se fusionan la tradición y la vanguardia. Además, los precios son muy competitivos, razón de peso para no perderte este restaurante.

7. GRACIAS PADRE (Calle José Ortega y Gasset número 55)

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Gracias Padre. Foto: elle.es

Continuamos con cocina internacional, ahora damos el salto a México. Gracias Padre nació como proyecto en las playas de Tulum con el fin de trasladar la gastronomía mexicana al centro de Madrid, y vaya si lo han logrado. Su especialidad son los tacos, pero trabajan otros productos como los tamales, los chilaquiles y, cómo no, los totopos con guacamole. La carta de cócteles es bastante amplia, por lo que Gracias Padre es el restaurante perfecto para ir un viernes por la noche con tus amigas a arreglar el mundo.

8. LUX MADRID (Calle Jorge Juan, 22 )

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Restaurante Lux. Foto: Lux

Cuando fiché a Lux Madrid en Instagram me enamoré perdidamente, y al enterarme de que pertenecía al Grupo La Máquina ya me cuadró todo.  Está asentado en un edificio centenario de la calle Jorge Juan, y sus platos tienen guiños a la cocina italiana, asiática, mexicana y española. En la carta encontramos desde croquetas de marisco-¿yo hablando de croquetas?-hasta rape asado o carpaccio de gamba roja. ¿Te hemos convencido?

9. BURGUNDY (Calle Hermosilla, 2)

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Burgundy. Foto: Burgundy

Burgundy quiere decir Borgoña en inglés y, como sabéis, es una de las zonas más famosas en la elaboración de vino. Con este pequeño dato, ya os podéis imaginar por dónde van los tiros. Al frente de la propuesta gastronómica está el chef David Marcano, líder en la cocina de producto. En la carta encontrarás creaciones como boletus con huevo trufado, solomillo braseado con sal de escamas y con chiantarella o torrija de pan brioche y helado de pistacho. Apetecible, ¿no?

10. DECADENTE (Calle de Manuel Fernández y González, 10)

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Restaurante Decadente. Foto: Decadente

Nos seducen las propuestas canallas de la gente que arriesga, y el restaurante Decadente es el ejemplo perfecto. Con una cocina bajo la batuta de Álex Ballester, quien trabajó para Alberto Chicote o Juan Pozuelo, la carta de Decadente se atreve con clásicos que se mezclan con platos internacionales y divertidos. Si estás buscando un restaurante chulo en el que cenar y tomarte una copa, Decadente es el lugar perfecto porque la coctelería de Óscar Molina es uno de los puntos fuertes del local.