Justo ayer me topaba con una frase que pienso que no puede ser más cierta: «Un viajero sabio jamás desprecia a su país». En mi caso se cumple: a veces viajo para escapar, otras para que me pasen cosas, pero España siempre viaja conmigo, reside en mi corazón. Desde el año pasado estoy explorando el norte del país y me faltaba uno de los destinos gastronómicos y enoturísticos por excelencia: Logroño. ¿Planeas irte de pinchos en la calle Laurel? Te cuento cuáles fueron mis favoritos.

1. El Cojonudo de El Muro

Pinchos en la calle Laurel
Foto: Adriana Benito

No ha sido tarea fácil elegir el primer puesto entre todos los pinchos de la calle Laurel, pero en el fondo el Cojonudo del bar El Muro ha sido el que más me ha gustado. Es un pincho a base de picadillo de chorizo, pimiento y huevo de codorniz, y me convencieron dos factores: que el picadillo estaba muy suave y que el bollito de pan era blandito. Es un pincho consistente pero que no empacha, y cuando la idea que tienes es ir picando de bar en bar esto se agradece. En este mismo local probamos el ferrero rocher de morcilla y queso, que me llamó mucho la atención cuando lo vi, pero que no me entusiasmó cuando lo probé.

2. Zorropito de lomo en La Gota de Vino

Pinchos en la calle Laurel
Foto: callelaurel.org

La Gota de Vino no está exactamente en la Laurel sino en la calle San Agustín, que la verdad es que está a 1 minuto escaso. Aprovecho para recomendaros la pensión Entreviñas, en esta misma calle, ideal si tenéis en mente una escapada a Logroño: económica, céntrica y muy limpia. Pero continúo. El zorropito de lomo es otro pincho imprescindible en esta ruta: montadito relleno de lomo y jamón york con un toque de salsa alioli, que le da el punto cremoso y jugoso que lo convierte en adictivo.

3. El solomillo al foie de La Anjana

Pinchos en la calle Laurel
Foto: Adriana Benito

La Anjana es otro bar de la calle San Agustín y no te puedes perder su pincho de solomillo al foie: nos dejó sin palabras. El solomillo presenta un corte tan finito que se deshace en la boca, y la carne junto con la textura del foie logran que el pincho sea perfecto.

4. Las bravas de Jubera

Pinchos en la calle Laurel
Foto: Adriana Benito

Las bravas de Jubera no es que lleven ningún ingrediente mágico ni distinto de los de las patatas bravas tradicionales, pero no puedes estar de pinchos en la calle Laurel y no probarlas. Además de la salsa brava vienen con mayonesa, y es precisamente la mayonesa lo que rebaja el picante de la salsa brava. Sin duda, una parada obligada.

4. Champiñón a la plancha con gamba en el Bar Soriano

Pinchos en la calle Laurel
Foto: Adriana Benito

Entre que todo el mundo nos había recomendado el bar Soriano y que cada vez que pasábamos por delante estaba a reventar, no podíamos marcharnos de Logroño sin tomarnos su célebre pincho de champiñón con gamba. Valió la pena la espera: el aceite que suelta el propio champiñón junto con el rehogado está para chuparse los dedos.

5. Boletus a la plancha en el Bar Donosti

Este pincho fue otro gran descubrimiento: boletus a la plancha acompañado de una tosta de jamón de reserva y aceite de trufa. El aceite de trufa da personalidad al pincho, aunque quizá no es un comentario demasiado objetivo porque ya sabéis que la trufa me encanta.

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