«Coquetto, el nuevo concepto que hemos desarrollado, refleja el lujo de la sostenibilidad en cada rincón de la marca. El producto es el protagonista, seduce por su sencillez y humanidad», explica Mario Sandoval, chef de Coquetto (calle Fortuny, 2). Y es que si siempre has tenido ganas de ir a Coque, con dos estrellas Michelin, pero se te va de presupuesto, Coquetto es una opción más que digna para disfrutar de la cocina de los hermanos Sandoval a un precio razonable. ¡Te cuento cómo fue mi experiencia!

Dos de los aspectos que más me gustaron de Coquetto es la posibilidad de pedir medias raciones de los entrantes y que los camareros sirvan repartidos los platos. Son estos detalles los que marcan la diferencia. Éramos tres personas y, para comenzar, nos atrevimos con las almejas de carril al Albariño (rebañamos el plato como si no hubiera mañana, la salsa era absolutamente adictiva), media ración de bacalao marinado con vinagreta de cebolleta, aceituna negra y alcaparras, y otra media de carpaccio de picaña madurada. El bacalao tenía un sabor original que superó nuestras expectativas (la aceituna negra le aporta un punto fuerte y con altas dosis de personalidad) y el carpaccio nos enamoró, lo recomiendo incluso para aquellos/as que no sienten pasión por la carne cruda.

coquetto
Almejas de carril al Albariño. Foto: Adriana Benito
coquetto
Bacalao marinado. Foto: Adriana Benito
coquetto
Carpaccio de picaña. Foto: Adriana Benito

En cuanto a los platos principales, nos decantamos por la ventresca de atún a la brasa con mojo verde y por la costilla de vaca rubia gallega glaseada. La ventresca de atún fue mi plato preferido, de hecho, creo que lo fue para los tres. La calidad del producto era irrefutable: al partir la ventresca, se deshacía como si fuera mantequilla. Si tuviera que describirla con un solo adjetivo, emplearía «espectacular». A la carne llegamos llenos, pero nos la comimos: estaba tierna y el glaseado le confería un toque especial.

Ventresca de atún a la brasa. Foto: Adriana Benito
Costilla glaseada. Foto: Adriana Benito

No podíamos marcharnos de Coquetto sin probar alguno de sus postres. No parábamos de verlos pasar y la pinta que tenían era irresistible. Nos decidimos por la leche frita con helado de leche merengada y fue un acierto total. Por último, es interesante mencionar que su decoración sobria y elegante evoca a la naturaleza. Sin duda, un restaurante perfecto para ir con tu pareja o con tu grupo de amigos foodies.

Aperitivo: vichyssoise de pera. Foto: Adriana Benito